viernes, 7 de noviembre de 2008

Salud Mental y Educación

Adolescencia, Salud Mental y Educación

Una parte de la población infantil y adolescente sufre patologías mentales que repercuten seriamente en su vida activa, en sus relaciones sociales y en sus adaptaciones a los cambios. Un dispositivo sanitario orientado a mejorar o paliar estos problemas de salud son los hospitales de día para adolescentes donde un equipo multidisciplinar se ocupa del tratamiento de los chicos y chicas con problemas de esta índole. El rol del educador social en este ámbito es crucial para favorecer y propiciar la detección de problemas sociales que afectan a los pacientes y a su reeducación mediante una relación de confianza y la promoción de cambios y mejoras en la coordinación con los recursos existentes para la reinserción social de estos niños y adolescentes con problemas.

M. José Bolarín. Educadora Social. Servei Català de la Salut (División de Atención Psiquiatrita y Salud Mental).




Según la OMS, un 20% de la población va a sufrir a lo largo de la vida un trastorno de salud mental, desde el 2000 hasta el año 2010. Una buena salud mental es esencial para mantener una vida activa, mantener relaciones sociales y vivir adaptándose a los cambios propios de la vida; por tanto el buen estado de salud mental favorece la comunicación, el crecimiento personal y la integración en la sociedad.En la etapa prepuberal y adolescente es fundamental un buen desarrollo cognitivo, afectivo y conductual del ser humano, necesario para el paso a la vida adulta.
Durante estas etapas evolutivas ocurren cambios dentro de la normalidad aunque en otras situaciones se trata de problemas de salud mental relacionados con alteraciones del pensamiento, del estado de ánimo o del comportamiento.Los adolescentes son un colectivo muy especial, en esta etapa evolutiva coexisten y se alternan conductas infantiles con otras que empiezan a ser de adulto. Comprender la adolescencia requiere un enfoque multidisciplinar, ya que además de los cambios psicológicos y biológicos incluidos, también las interacciones grupales e interpersonales son los inicios del intento de independencia con respecto a la famila.
Existen diferentes dispositivos donde se tratan clínicamente los problemas de salud mental, ya sea de tipo ambulatorio u hospitalario. Concretamente, uno de los servicios en que se atienden estos problemas de salud de una forma global y con un enfoque multiprofesional son los hospitales de día para adolescentes (HDA).Los objetivos fundamentales de este dispositivo son conseguir la mejoría clínica o remisión de los síntomas, favorecer la reinserción en el medio sociofamiliar e incidir en la mejora del pronóstico de la enfermedad.
Desde la perspectiva de la educación social o del profesional educador nos centraríamos en trabajar la capacidad de inserción en el medio social y familiar del paciente, por tanto uno de los principales objetivos educativos es mantener o propiciar la inserción de los adolescentes en el ámbito comunitario, ya que esto va a posibilitar la función reeducadora y aumentar las habilidades sociales del individuo.
Los tipos de patologías que se atienden en este dispositivo son fobias graves, trastornos obsesivos compulsivos, trastornos psicóticos que cursan con inhibición o exaltación, trastornos de personalidad, trastornos límites y trastornos conductuales, entre otros.Por tanto, el tratamiento de estas patologías se realiza de forma multidisciplinar y se cuenta con psiquiatras, psicólogos, educadores, personal de enfermería, etc.
El papel del educador social en este medio se centra en la evaluación previa y con ello se clasifican y delimitan las conductas que presenta el paciente, el diagnóstico clínico lo realizan los profesionales de la psiquiatría y de la psicología basándose en la observación clínica de la conducta del menor, a partir de la cual éstas se categorizan.
Como cualquier otra intervención, la intervención educativa precisa una evaluación del problema y un análisis de necesidades de educación del menor (que además de al chico o chica atañe también a su entorno social), por ello se realiza un diagnóstico educativo lo más correcto posible.
El método de trabajo de un educador en un HDA, se basa en distintas técnicas, entre ellas: la observación directa, la observación indirecta, entrevistas, cuestionarios, informes, escalas y técnicas de dinámica de grupos entre otras.
El rol del educador en este medio tiene una función terapéutica a través de la relación personal que se establece con los pacientes y mediante las herramientas que proporcionan los talleres que se organizan.
Para cada uno de los pacientes ingresados se planifica un programa terapéutico individual, que se construye conjuntamente por el equipo y se desglosa en tres vertientes de trabajo:

a) actividad psicoterapéutica (individual/grupal/familiar)
b) actividad educativa terapéutica (talleres coordinados por educadores)
c) acctividad académica (adaptación curricular personal)

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